El Rollo de Brihuega lleva aproximadamente un año prisionero en su jaula, desconocemos que delitos ha cometido, para tan larga condena, o quizás se trate de una protección ante posibles actos de vandalismo, aunque sería mejor ante este temor enjaular a los vándalos y dejar libre al pobre Rollo.

Podría existir también la posibilidad, que en un principio, se pensara hacerle un merecido lavado de cara, pero por causas que vayan ustedes a saber, el dinero previsto para su merecido rejuvenecimiento, se haya empleado por los actuales gestores encargados de los dineros públicos, en otros menesteres más importantes.

Sea como fuere, la realidad es que el pobre Rollo, que no picota, lleva en su cárcel particular casi un año, sin que por el momento sepamos, como ya se ha comentado, las causas de su particular calvario.

No estaría de más que las personas con capacidad para darle de nuevo la libertad, procedieran a concederle el indulto, y si fuera recuperándolo de las cicatrices causadas por el paso del tiempo más que mejor, tengan por seguro sus señorías que el agradecimiento de tan singular monumento sería eterno.

El Rollo de Brihuega fue construido en el S. XVI de granito tallado, consta de un fuste alto y cilíndrico, apoyado sobre un bloque también de granito, este monumento fue señal durante muchos siglos de que Brihuega tenía el carácter de villa y no el de aldea.

Desde su quietud ha sido testigo mudo de la historia de Brihuega, ha visto también, la transformación que ha sufrido el municipio, no obstante los rollos eran uno de los primeros monumentos que se construían en la fundación de una ciudad, como símbolo de jurisdicción real y como signo de amenaza coercitiva.

Y no olviden sus Señorías que los rollos, en los pueblos de Castilla tenían jurisdicción para juzgar, y podían además castigar y hacer pagar las penas menores de los delincuentes comunes, así como sentenciar aquellos que el Rollo pudiera entender que no habían cumplido con sus responsabilidades de buenos gestores públicos, por lo que sería muy conveniente liberarlo de su cautiverio y tenerlo contento que bien merecido se lo tiene.