Brihuega, ubicada en el corazón de la Alcarria, ha sido testigo de una rica historia que se entrelaza con la influencia de la Iglesia católica. Desde la Edad Media hasta nuestros días, la presencia eclesiástica ha dejado una huella indeleble en el desarrollo cultural, social y arquitectónico de esta villa.
La historia de Brihuega comienza con un poblado celtibérico llamado Brioca, pero fue durante la Reconquista cuando la Iglesia jugó un papel crucial. En 1085, Alfonso VI conquistó Toledo y poco después cedió Brihuega al arzobispo de Toledo, Bernardo de Sedirac, quien construyó una fortaleza que simbolizó el nuevo orden político y religioso.
Las iglesias de Brihuega, como San Felipe, San Miguel, Santa María de la Peña y la ya hundida iglesia de San Juan, junto a la desaparecida de San Pedro, son ejemplos destacados de la arquitectura románico-mudéjar del siglo XIII.
Estas construcciones reflejan la devoción de la comunidad y la maestría artesanal de sus creadores. El arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada, en el siglo XIII, impulsó la construcción de estas iglesias, que se convirtieron en símbolos de la identidad religiosa y cultural de la villa.
En 1242, el arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada concedió un valioso fuero a Brihuega, que marcó un punto de inflexión en su historia. Este documento estableció derechos y privilegios para los habitantes, fomentando el comercio y la artesanía en un entorno de autogobierno. El fuero atrajo a nuevos pobladores y diversificó las actividades económicas, transformando el paisaje urbano y dejando una huella duradera en la historia local.
La Iglesia ha sido fundamental en la configuración del patrimonio cultural de Brihuega. Además de las iglesias, el monasterio de Santa Ana, fundado en 1615, es otro ejemplo de la influencia eclesiástica en la arquitectura y la vida religiosa de la localidad.
El legado de la Iglesia se combina con las influencias musulmana y judía, creando un rico mosaico cultural que define la identidad de Brihuega, donde la iglesia de San Simón levantada entre los siglos XIII y XIV, completa el círculo de influencia de las religiones en la historia de Brihuega, se trata de un pequeño templo de estilo enteramente mudéjar.
En resumen, la Iglesia ha desempeñado un papel central en la historia de Brihuega, desde la Reconquista hasta la actualidad. Su influencia en la arquitectura, el desarrollo económico y la identidad cultural de la villa es innegable, convirtiendo a Brihuega en un testimonio vivo de la interacción entre fe y sociedad en la península ibérica.
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