Cada mes de julio, sin necesidad de viajar a la Provenza francesa, en distintos puntos de España se puede disfrutar del espectáculo natural de los campos de lavanda en flor. 

El más emblemático es Brihuega, donde se celebra el Festival de la Lavanda, durante todo el mes de julio y se ofrecen rutas guiadas para conocer el cultivo del lavandín, un híbrido de lavanda y espliego, cuyas espigas violetas son todo un símbolo de este lugar, entre potras muchas más actividades.

Más allá de Brihuega, otros rincones del país también ofrecen esta experiencia. En El Romeral (Toledo), la finca Lavanda en Flor organiza visitas guiadas, catas de miel y paseos nocturnos bajo las estrellas.

En Tiedra (Valladolid), desde 2006 se cultiva lavanda y se ha creado un centro de interpretación con talleres, charlas y demostraciones. 

En Olite (Navarra), los campos de espliego complementan el paisaje medieval dominado por viñedos y girasoles, cultivados por la empresa familiar Queen Country.

La sierra de El Pobo (Teruel), a 1.400 metros de altitud, sorprende con el fuerte contraste entre el violeta del espliego y el paisaje montañoso. Este proyecto, promovido por la Fundación Térvalis, tiene un enfoque social. 

En Lleida, junto al casco urbano, se puede visitar la plantación Aromes de Can Rosselló, que también ofrece experiencias sensoriales y gastronómicas. 

En Santa Eulàlia de Ronçana (Barcelona), el Parc de les Olors promueve la educación en plantas aromáticas y medicinales, organizando visitas para particulares y centros escolares.

Finalmente, Moratalla (Murcia), en las pedanías del Campo de San Juan y Béjar, destaca como uno de los enclaves más meridionales donde se cultiva lavanda, también conocida como el “oro azul” francés. 

Estos destinos permiten vivir una experiencia multisensorial sin salir de España, entre aromas, paisajes de ensueño y actividades educativas o turísticas.