
EL LARGO CAMINO HACIA LA DEPURACIÓN: BRIHUEGA Y SU INFINITA ESPERA
Artículo publicado por Plataforma Brihuega 11/10/2025
La Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) de Brihuega representa una promesa política reiterada durante más de cuatro décadas. Desde los años 80, todos los partidos políticos incluían su construcción en sus programas electorales, sin lograr materializarla.
Es en esta legislatura cuando por fin el proyecto está cerca de que sea una realidad, aunque en la actualidad el proyecto se encuentra en su fase de construcción.
El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, aseguró hace unos meses que la planta estaría operativa en 2025, el estado actual de las obras y la falta de información actualizada hacen dudar de que se cumpla este plazo.
El proyecto, con un presupuesto de 2,8 millones de euros, fue licitado en 2021 y adjudicado a Viales y Construcciones S.A. en enero de 2023. Las obras arrancaron ese mismo año, pero parece que avanzan más lentamente de lo previsto.
Las declaraciones institucionales siguen siendo optimistas. García-Page prometió en octubre de 2024 que se finalizarían 15 depuradoras en 2025, incluida la de Brihuega, mientras que la consejera Mercedes Gómez apuntó que podría estar funcionando entre octubre y noviembre de este año, plazos ya prácticamente cumplidos.
La EDAR está diseñada para tratar más de 410.000 metros cúbicos de aguas residuales al año, beneficiando a 4.500 habitantes equivalentes, mediante un sistema de “fangos activados” que permite reutilizar los residuos como abono agrícola.
En las últimas informaciones del Ayuntamiento, sobre el estado de ejecución de las distintas obras que se están realizando en el municipio y que tan activo es en la comunicación de otros proyectos, no ha publicado informes recientes sobre el estado de la depuradora desde las visitas institucionales de enero de 2025.
Además, incluso si las obras concluyeran en el plazo prometido, aún falta la adjudicación del servicio de explotación y mantenimiento, proceso que suele requerir licitación pública y puede prolongarse durante meses. Sin esta gestión, la planta no podrá operar, lo que haría inútil la finalización técnica del proyecto.
El caso de Brihuega no es único; otros municipios en España han enfrentado retrasos similares por problemas administrativos y técnicos. La experiencia demuestra que la entrada en funcionamiento de infraestructuras como esta suele requerir más tiempo del anunciado oficialmente.
En conclusión, a pesar de los anuncios políticos, es poco probable que la depuradora entre en funcionamiento antes de 2026. Los vecinos de Brihuega, acostumbrados a años de promesas incumplidas, deberán seguir esperando que una necesidad básica del siglo XXI deje de ser rehén del calendario político y la burocracia.
Siendo lo importante, que aunque con retrasos, por fin la tan anunciada depuradora sea una realidad y su puesta en funcionamiento deje de ser una promesa eterna.