EL LEGADO OCULTO DE BRIHUEGA: MUJERES, MAGIA Y SUPERSTICIÓN EN LA ALCARRIA 
Artículo publicado por Plataforma Brihuega 23/09/2025

Brihuega ha estado rodeada durante siglos por un halo de misterio vinculado a la brujería. Aunque no se conocen procesos inquisitoriales de gran magnitud en la localidad, la sospecha y el temor hacia prácticas hechiceras marcaron la vida cotidiana de sus gentes. 

 

La brujería briocense se vinculaba a rituales protectores de cosechas y ganado, con conjuros contra tormentas y pedriscos, y a los saberes de curanderas, parteras y comadronas, mujeres cuya experiencia despertaba recelos en una sociedad marcada por el control patriarcal.

 

El perfil de las acusadas en la Alcarria respondía a un patrón: mujeres pobres, dependientes de la limosna, a menudo marginadas. Las definiciones oficiales de la Inquisición exigían pacto con el diablo, aquelarres, vuelos nocturnos y metamorfosis, pero en la práctica no se distinguía entre bruja, curandera o hechicera: todas eran perseguidas. 

 

Durante más de tres siglos, desde el XV al XVIII, las creencias mágicas resistieron en la clandestinidad, arraigadas en la cultura rural. Se practicaban conjuros, ligazones amorosas, mal de ojo o ritos de protección, mezclando santos y demonios en una religiosidad popular difícil de erradicar.

 

Hoy, Brihuega conserva ese legado a través de iniciativas como la “Noche Misteriosa”, que revive leyendas en enclaves históricos, o mediante espacios museísticos en la Alcarria, como la torre del palacio episcopal de Pareja, donde estuvo presa Juana de Morillas. Basada en investigaciones como Alcarria bruja de Javier Fernández Ortea, esta recuperación patrimonial permite conocer procesos que marcaron a la comarca.

 

El caso de las Morillas de Pareja, iniciado en 1526, fue el más emblemático. Juana de Morillas, acusada de invocar al diablo, terminó muerta en prisión, en lo que pudo ser un suicidio o una ejecución encubierta. 

 

A partir de entonces, varias generaciones de mujeres de esta familia fueron procesadas en un proceso largo y cruel que dejó centenares de páginas con confesiones bajo tortura y condenas severas. Este juicio precedió en casi un siglo a los célebres de Zugarramurdi, convirtiéndose en un precedente clave en la historia de la brujería española.

 

La memoria de estas mujeres representa hoy un testimonio de resistencia frente al poder establecido y la ortodoxia religiosa. Sus historias reflejan la lucha de un mundo rural por preservar su conocimiento ancestral frente a la represión inquisitorial. 

 

En los paisajes de lavanda de Brihuega y en las voces que aún circulan entre sus mayores, permanece vivo un recuerdo que invita a reflexionar sobre los prejuicios, la intolerancia y la importancia de rescatar las voces silenciadas del pasado.

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