
EL GENIO DE BRIHUEGA, JUSTO HERNÁNDEZ PAREJA
Artículo publicado por Plataforma Brihuega 01/05/2025
Justo Hernández Pareja, nacido en Brihuega, el 9 de enero de 1801, fue un empresario visionario cuya vida estuvo marcada por la constancia, la honradez y un talento natural para los negocios. Aunque desde joven se trasladó a Madrid con su familia, su vínculo con Brihuega fue profundo y permanente, y dejó una huella imborrable en su tierra natal.
Contrajo matrimonio a los 20 años con Josefa López Gómara, hija del tesorero de las Reales Fábricas de Paños de Brihuega, lo que lo vinculó aún más a la economía local. A lo largo de su vida invirtió en sectores diversos e innovadores.
Fue pionero en el alumbrado público de Madrid mediante farolas de aceite de oliva y empresario taurino de renombre, gestionando durante años la Plaza de Toros de Madrid y Aranjuez. Fue además socio de figuras influyentes como el marqués de Gaviría o José de Salamanca.
Otro de sus grandes proyectos fue la tala y transporte de maderas por el Tajo y la fabricación de tejas y ladrillos, con tejeras en Brihuega y Madrid, cuyos materiales se usaron en la construcción de edificios emblemáticos como el Palacio Real.
También fue un destacado ganadero, propietario de una de las mejores yeguadas del país y de una extensa cabaña merina adquirida al marqués de Cerralbo. Sus ovejas fueron parte de un ensayo nacional para mejorar la lana, mediante el “encamisado”.
La relación con Brihuega fue constante: allí fundó nuevas industrias, especialmente al adquirir y revitalizar la Real Fábrica de Paños, impulsando el empleo local. Restauró el edificio y sus jardines, dejándolos como un legado patrimonial. Además, en la comarca creó empleos mediante la explotación agrícola del monte de Anguix, donde plantó miles de olivos y vides.
Participó en política como representante de Brihuega en las Cortes desde 1858, apoyando el liberalismo y a figuras como Espartero y O'Donnell. Rechazó títulos nobiliarios y honores. Falleció en Madrid el 10 de marzo de 1870 sin descendencia, dejando su fortuna a sus sobrinos.
Su vida ejemplifica cómo desde Brihuega y con esfuerzo propio, un hombre pudo transformarse en una figura clave del progreso económico y social del siglo XIX.