
LA OBLIGACIÓN DE LOS POLÍTICOS DE INFORMAR CON VERACIDAD: UN COMPROMISO CON LOS VECINOS
Artículo de Plataforma Brihuega 11/03/2025
En una democracia, la relación entre los políticos y los ciudadanos debe basarse en la confianza y el respeto mutuo. Los políticos, como representantes del pueblo, tienen la responsabilidad ética y moral de informar a sus vecinos de manera veraz y objetiva.
Sin embargo, en ocasiones, algunos políticos caen en la tentación de ofrecer información parcial o incluso distorsionada, con el objetivo de favorecer sus propias aspiraciones personales o partidistas. Esta práctica no solo es perjudicial para el sistema democrático, sino que socava la confianza de los ciudadanos en sus representantes.
La labor de un político no se limita a prometer soluciones, sino que debe cumplir con un compromiso de honestidad y transparencia. El acceso a información veraz y contrastada es un derecho fundamental de los ciudadanos.
Este derecho no solo implica que se les proporcione información sobre la gestión pública, sino que esa información sea precisa, completa y contrastada. Los vecinos deben poder confiar en que los datos que reciben provienen de fuentes fiables y que se presentan de manera imparcial.
Algunos políticos recurren a las medias verdades o incluso a la desinformación para manipular la percepción pública y ganar apoyo para sus intereses personales. Esta práctica es peligrosa, ya que crea una distorsión de la realidad, influye en las decisiones de los ciudadanos de manera errónea y contribuye a la desconfianza generalizada hacia la política.
Los intereses electorales no deben estar por encima de la responsabilidad que tienen los políticos de garantizar que sus vecinos reciban información completa y honesta.
Es vital que los políticos comprendan que su función no es solo la de buscar votos, sino también la de educar y empoderar a la ciudadanía. Informar correctamente sobre los proyectos realizados (costes reales, adjudicaciones, etc), y de las decisiones y los problemas del municipio no solo fortalece la democracia, sino que también fomenta una mayor participación y un sentido de responsabilidad compartida.
En definitiva, los políticos tienen una obligación moral y ética de proporcionar información veraz y verificada a sus vecinos. La manipulación informativa puede ser tentadora, pero su coste a largo plazo es altísimo. Solo con la transparencia y la honestidad se puede construir una relación sólida y respetuosa entre los representantes y los representados