
CARNAVALES ANCESTRALES EN LOS PUEBLOS DE GUADALAJARA
Artículo de Plataforma Brihuega 27/02/2025
Llega el carnaval y como todos los años, en este fin de semana varios pueblos de Guadalajara acogen las celebradas botargas, ataviadas con sus vestidos de colores, máscaras burlescas e instrumentos musicales de dudosa sonoridad.
Los carnavales ancestrales de Guadalajara se celebran en varios pueblos, donde las tradicionales figuras como las botargas, diablos y vaquillones son protagonistas. Estas festividades, que combinan rituales de magia y fertilidad, han sido preservadas a lo largo de los siglos.
En Almiruete, el carnaval data del siglo XI. Los botargas, vestidos de blanco con cencerros y máscaras, descienden de las montañas y recorren las calles golpeando bastones. Al encontrarse con las mascaritas, jóvenes vestidas de blanco con adornos florales y mantón negro, lanzan pelusa como símbolo de fertilidad.
En Luzón, los diablos representan el mal pagano, con rostros tiznados y cuernos de toro. Aunque la fiesta estuvo casi extinguida durante la Guerra Civil y el franquismo, resurgió a finales de los 70. Los diablos persiguen a los transeúntes, asustándolos y tiznándoles la cara.
El carnaval de Robledillo de Mohernando tiene una fuerte tradición ganadera. Los mozos se visten con sayas de esparto, cuernos de buey y cencerros. Recorrían las calles levantando las faldas a las mozas, lo que daba un toque animado a la festividad.
En Villares de Jadraque, los vaquillones, vestidos con capas rojas, máscaras y amugas con cuernos, corren tras las personas del pueblo, especialmente las mujeres, para embadurnarlas de hollín. Acompañados por los zorramangos, personajes con ropa vieja y caras tapadas, estas fiestas son una mezcla de diversión y misterio.
Estas celebraciones han sido reconocidas como fiestas de Interés Turístico Provincial por su gran valor cultural y etnográfico, preservando tradiciones que conectan al hombre con la naturaleza y las creencias ancestrales.